miércoles, 31 de agosto de 2011

"Neno" el vendedor de periódicos.

El famoso vendedor de periódicos, inmortalizado por la cámara de Rafa, en la pontevedresa plaza de Santa María de hace 60 años. Seguro que alguno lo recuerda. Un neno, que para cabrearlo,  le decías que había perdido el Deportivo, ya que era un incondicional del equipo herculino, y se enfadaba bastante. Míticos aquellos saludos de tan entrañable personaje, siempre tan  "elegantemente" vestido, a todas las pontevedresas "hasta luego Mary" ya que todas se llamaban igual para él.

Foto: Rafa/Museo de Pontevedra.



martes, 30 de agosto de 2011

Plaza de España.

Tres fotografías, tres vistas de distintas épocas. La Plaza de España o Plaza del Concello, que mantiene el nombre desde 1936 y que en tiempos de la II República se llamaba Plaza de la República. El edificio del concello construido sobre una de las puertas principales de la ciudad, la Puerta de la Villa o también conocida como de Santo Domingo por estar cerca el convento de los dominícos, fue obra de Alejandro Rodríguez Sesmeros en 1876, que era el arquitecto municipal en aquéllos tiempos.













































En la foto del medio, una concurrida plaza en los festejos de 1911. Sobre estas líneas, una vista con entradas a las calles Michelena y Riestra

lunes, 29 de agosto de 2011

Rincón de la Plaza del Teucro.

Bonita postal de un rincón de la emblemática plaza del fundador de la ciudad, Teucro, en la esquina donde terminaba la calle Manuel Quiroga y comenzaba la calle asoportalada de Princesa, sin el muro de piedra de separación. En la fotografía, la autoridad de la época, a la izquierda, observa vigilante el juego inocente de la chavalada pontevedresa de aquél  entonces.


Los rellenos.

Fotografía donde se puede ver que comenzaban los trabajos de relleno para la instalación de la fábrica celulósica, en la zona de cocheras-Mollabao. Aún se podía disfrutar de un paseo andando o en el viejo "trolley" por la carretera de Marín de la Ría de Pontevedra. Abajo, una vista general de la "Avenida", como se le conocía entonces, ya construída, pero aún sin la fábrica de Celulosas.























sábado, 27 de agosto de 2011

Recibimiento a Manuel Quiroga, 1911.

Un jóven Manuel Quiroga en el estudio
de Zagala en el año 1903.
Fotografía histórica del recibimiento que le hizo la ciudad de Pontevedra al violinista Manuel Quiroga, hace ahora cien años, a su llegada a la estación del ferrocarril de Pontevedra situada en la Plaza de Galicia. Multitud de gente se agolpaba delante de la entrada del edificio de la estación para recibir al tren que llegaba, procedente de San Sebastián, con el famoso violinista, después de haberse convertido en el ganador más jóven en obtener el Premio Intenacional de Violín en París cuando contaba tan solo 19 años de edad. Manuel Quiroga fue recibido con todos los honores por civiles, autoridades locales y la banda de música de Pontevedra, y llevado a hombros desde la vieja estación del tren por las calles de la ciudad, engalanadas para tal ocasión, y hasta el domicilio familiar de los Quiroga, en la calle de su mismo nombre, donde desde el balcón de su casa, dirigió unas palabras emocionadas de agradecimiento a sus paisanos, quienes lo aclamaban como el Sarasate gallego. En el video de abajo, podemos ver a Manuel Quiroga y Marta Leman con Prudencio Landín y su familia.

Cientos de pontevedreses esperaban a Manuel Quiroga delante de la Estación en 1911.

























viernes, 26 de agosto de 2011

Las ranitas de las palmeras.

La mona de las palmeras "a su aire",
detrás, las ranitas del estanque.

Foto: Rafa/Museo de Pontevedra
Despues del baño semanal y luego de vestirnos con la ropa de los domingos, como no podía ser de otra manera en aquéllos tiempos, nos acércabamos la chavalada de la Rua Nova hasta el puesto de caramelos de Herrero, que tenía en la entrada de La Palmeras, al lado de la terraza cerrada del café Blanco y  Negro, y después de dar buena cuenta de todas las "chucherías" de la época, hasta donde nuestra "paga" nos dejaba, y de alguna que otra galleta de barquillo, sacada de aquella máquina que parecía un ruleta, nos pasábamos un buen rato jugando en los columpios o bambanes que había enfrente del edificio del gobierno militar. Que grandes ratos en aquellas barcas oxidadas de hierro que casi daban la vuelta sobre su eje y que más de una vez salíamos mal parados. Después de toda una mañana ajetreada nos acercábamos hasta el estanque de los patos y cisnes a beber en aquellas ranitas de hierro de las que salían un gran chorro, y ahí, sin remilgos, rodeado de decenas de "cagaditas" de paloma saciábamos la sed. Al lado del estanque, estaba la jaula donde estaba la mona de las palmeras, alguna vez que otra la soltaban, y ahí estábamos la pandilla para darle comida y, sobre todo cabrearla, claro que con esto último solíamos salir en estampida por si no queríamos tener algun recuerdo del mandril y del "matagusanos" el guarda de las palmeras.


Fernández Villaverde.

Hace poco publicábamos una entrada sobre esta misma calle, Fernández Villaverde, cuando se conocía más como la cuesta de Afar. En la fotografía podemos verla desde otro punto de vista, desde la bajada, cuando aún no existía el establecimiento ferretero, a la derecha, pero si el del Banco de España. A la izquierda, una acera de casas bastante cambiada y aún faltaba por construir el edificio donde está el Banco de Santander. Al fondo, en la que fue durante muchos años calle de los bancos o del General Mola, hoy de Gutiérrez Mellado tampoco se ve el edificio donde estuvo muchos años el Banco de Simeón. Nostálgica imagen de una calle adoquinada con ese bonito desfile de "seiscientos".




jueves, 25 de agosto de 2011

Paseo de Colón.

Fotografía del año 1975 cuando comenzaba la modernización de la calle Paseo de Colón. Recuerdo todo eso cuando tenía 14 años, solíamos jugar por ahí, al fútbol, al fronton con el edificio de los Couto, hasta que su padre nos echaba, hacíamos las hogueras, jugábamos a los trompos, a las chapas y a las bolas. A la derecha, por donde se ve la acera, la chatarrería de Julián, y al fondo la finca de la familia Pintos, donde hoy está el Supermercado Moldes, y la calle Monteleón, donde un servidor vivía. A la izquierda, faltaban aún mucho edificios por construir, aunque ya estaba el edificio de los Pedrosa, en su bajo estaba la "Sauna Finland", un poco más allá empezarían a edificar el edificio donde está en la actualidad la Cafetería Colón.

Foto: follasverdes





















El edificio del museo.

El edificio que alberga el Museo de Pontevedra, situada en otras de las emblemáticas plazas de Pontevedra, la de La Leña, desde 1929 y que fuera levantado en 1760 por Castro Monteagudo. Anteriormente, también fué un establecimiento de comidas "La Flor" (como se puede ver en la fotografía de abajo de Ruth Matilda Anderson para la Hispanic Society of America), local comercial "La Imperial" o taller de carpintería, además de dedicarse a escuela unitaria de niños, siendo su director José Gay.
















































Plaza del Teucro.

Curiosa foto donde se puede ver la fuente de hierro
que formó parte del entorno algunos años.
Foto: "Fuentes de Hierro Pontevedresas" Roberto Taboada/Enrique Sotelo
Una bonita y arbolada fotografía de la Plaza del Teucro en un día de mercado, muy bien reflejada en esta imagen de la Hispanic Society of America, que con sus edificios y escudos forma parte del emblemático casco histórico pontevedrés, también fue conocida como Plaza Mayor o Plaza del Pan. Podemos apreciar, abajo en la foto, el monumento dedicado al fundador de la ciudad, Teucro. La Plaza formaba parte de nuestros juegos ya que en los soportales estaba el local de Acción Católica de San Bartolomé, ocupaba el bajo que es hoy Colegio San José, donde pasabamos muchas tardes jugando al minibillar o dando buena cuenta de los comics o juegos de mesa que allí había. Encima vivía Chiño, y al lado Ponte y Capello que formaban parte de la panda y los dos últimos, además, eran compañeros del colegio Cervantes. Un poco más arriba, en el centro de los soportales, también estaba el local de Acción Católica de Santa María.


miércoles, 24 de agosto de 2011

Mercado de afiladores

Ahora que parece que falta poco para que inauguen el Bar Savoy, podemos ver en una fotografía de la segunda década del siglo  XX uno de los muchos mercados que se instalaban en los alrededores de la Plaza de la Herrería, en este caso el de los afiladores, delante de la terraza del que sería, años más tarde, el famoso bar en la emblemática plaza pontevedresa. Típica estampa pontevedresa de cuando se celebraban los mercados quincenales y fines de semana en aquéllos años.


martes, 23 de agosto de 2011

El Hogar Provincial.

Zona totalmente desconocida en la actualidad, situada entre la calle Sierra, Cobian Roffignac y el Convento de San Bartolomé. El Hogar Provincial de Pontevedra, antiguo Hospicio ocupaba los terrenos de los jesuítas desde 1903 y dependía económicamente de la Diputación de Pontevedra. En 1953 pasó a llamarse Hogar Provincial y funcionaría como tal hasta 1976 que desapareció con la inauguración de la Ciudad Infantil Principe Felipe, inaugurado por los Reyes de España en la visita que hicieron a la ciudad ese año. En los 70 también albergó las instalaciones de la imprenta de la Diputación donde se imprimía el Boletín Oficial. Hoy la zona, totalmente cambiada, está ocupada por el edificio de los archivos provinciales y el nuevo museo. En frente, donde está el arbolado, la calle Sierra, donde se levantaron los edificios sindicales y de mucha actividad comercial al estar un poco más adelante la plaza del pescado.





















Sobre estas lineas, ya con entradas desde la calle Sierra y donde se leía "Hogar Provincial"

domingo, 21 de agosto de 2011

La bajada a la plaza.

A la izquierda el arco de entrada a la Pedreira, en ese muro de piedra estuvo (y está) el negocio de venta de pollos de Basilio. Enfrente, la que fuera fonda durante muchos años, en estado ruinoso en la actualidad.






















Una de las calles más concurridas por el trasiego de gente hacia la plaza del pescado. Cuando en la Pontevedra de hace medio siglo no existian los supermercados y con lo único que se contaba eran con ultramarinos o tiendas familiares, la plaza era el abastecimiento general de los pontevedreses, recuerdo a mi abuela siempre con el carro de la compra, tan de moda hoy en día, y el vou a  plaza de casi todos los dias. También nos servía la bajada de pista junto con la de la Pedreira, para los carros de bolas de la chavalada de entonces. Grandes recuerdos para un servidor de esta calle la tienda de Juanito que estaba al comienzo, donde durante muchos años nos sirvió, a los que íbamos al colegio de Cervantes y a los del colegio de Buela, al lado en la plaza Méndez Núñez, de tienda oficial para abastecernos de las "chucherías" de aquéllos años, los caramelos de pataco, los chicles cheiw, las pipas facundo, las napolitanas, los regalices en espiral, los tofes, y sobre todo, los bocadillos de chorizo de Juanito que solíamos comprar en los recreos del "cole". Al lado de la de Juanito, estaba el comercio de la familia de Nito "La Confianza" que era de la panda de chavales de la plaza. Después, hacia abajo, y que yo recuerde, había locales como  la ferretería, el comercio Marifel, los pollos de Carmen a roxa, la juguetería de Reguera o los ultramarinos de Calvete, y en el lado derecho, Calzados Enrique, los Almacenes Carrasco, el negocio de Barcia, la hojalatería de Alfonso y la fonda, donde estaba también lanas Rozas, acababa la cuesta en la plazuela de la Plaza con muchos negocios en su entorno. La calle César Boente conserva el nombre desde el año 1922 hasta la actualidad, anteriormente y desde 1843 se llamaba Sierra.

Una concurrida plaza del pescado donde se podían comprar sardinas por 14 pesetas y panchos por 15. La pescadilla estaba a 30 y los rapantes a 40 pesetas. (Fotos: Diario de Pontevedra)

sábado, 20 de agosto de 2011

Alfonso el "minutero".

Alfonso, que tenía su puesto de fotografías en la entrada de Las Palmeras, al lado del café Blanco y Negro, aunque  muchas veces se intercambiaba con los otros compañeros de profesión, que estaban al lado del monumento a los Héroes de Pontesampaio, en la Plaza de España, eran fieles retratistas de los cientos de parejas, y sobre todo, los "pitos" o soldados rasos que hacían la mili en Pontevedra, y que se sentaban en aquella sillas de palco de madera con aquella sabana blanca como fondo, donde quedaban retratados. Aquella larga tradición de fotógrafos de calle como Alfonso, que eran más conocidos como "minuteros", ya que con sus cámaras antiguas de pie retrataban "imagenes al minuto", forman parte del pasado fotográfico de nuestra ciudad.


jueves, 18 de agosto de 2011

Inauguración de la Estación Nueva.

La antigua estación del ferrocarril de Pontevedra, inaugurada en 1884, con la llegada de la primera locomotora a la ciudad y recibida con gran expectación por la mayoría de pontevedreses, cesó su actividad ferroviaria en el año 1966. Situada en pleno centro de Pontevedra, en la Plaza de Galicia, y debido a la expansión de la ciudad hacia el barrio de Campolongo se construyó en terrenos de Eduardo Pondal la "Estación Nueva", como se le conocería entonces, y que sigue dando servicio hasta hoy. Breve documento extraído del nodo de 1966 (aunque tiene unos segundos un problema de sonido), creo que vale la pena como documento histórico.

La chavalada de la Plaza de la Verdura

La chavalada en la comunión de Argimiro Carballeda



























Dos fotos, dos imagenes, muchos recuerdos, le doy las gracias a Rosi Carballeda, que me cede las fotografías, y que me hacen viajar en el tiempo 45 años y poder recordar mi niñez en la Plaza de la Verdura. Ese entorno de los sesenta, lleno de piedra, de casas asoportaladas, de bancos, de árboles, de vecinos, de amigos, de feria, en definitiva, de recuerdos. En mi memoria están los juegos, el peletre, delante de la que conocíamos como casa de las aguas, o esconderse entre sus muros para no "pandar" al escondite, escapar entre las columnas de las casas asoportaladas según fueras "poli" o "caco", jugar alrededor de la fuente, que en aquellos años estaba en la parte de arriba de la plaza y usarla como "maio". Recibir a los meloneros que venián de fuera, con sus camiones cargados, y ayudarles a descargar las sandias y melones para luego, como premio comer hasta reventar. Hacer rabiar al inmenso perro, nos parecía, de la finca que estaba en la entrada de la calle San Sebastián, que si pudiera nos comía. Saciar la sed, cuando se podía, con aquelos "fisfases" de Feijóo que vendían en el bar los Maristas o comprar aquellas napolitanas o galletas rissi en la tienda de la familia de Nancy. Una Plaza de la Verdura llena de vida, donde estaban la farmacia de Don Gonzalo, que se hizo muy famosa en la serie "Los Gozos y las Sombras" de televisión española al igual que la plaza, a su lado, la frutería de Josefa, la mercería de Pura y el negocio de Pilar. Ya en plenos soportales, Calzados Isidoro que lo atendía junto a su mujer Fidela. Encima vívian con sus hijos, que eran de la chavalada de la Verdura, Jose, Pili, Fidela, Isidoro, Gonzalo, Tere y Mari Carmen. El negocio de Calzados Isidoro es el único que ha logrado sobrevivir en la plaza 50 años después. Al lado de los calzados estaba la Fonda de Josefa "Los Ángeles", donde vívian los Carballeda, Argimiro padre, Consuelo "la Asturiana" madre, junto a sus hijos, Argimiro, Mari Carmen y Javier Carballeda, donde una de sus habitaciones hacía de taller. Al lado, estaba la frutería de Rosalía, y junto a ésta la Carnicería de Dina. Encima vivian Ramón el cestero de la plaza, que tenía otro negocio de los mismo en la calle Real, con su mujer Maruja y sus hijos Pili, Puri, Merchi y Ramón, también vivían en el mismo edificio los de Olivia,  Joselito, Teresa, Pilar, y Mari Carmen. Para acabar con el negocio de Manolo de venta de muebles donde es hoy el "Rúas"

Javi y Carlos en la plaza.
Por el otro lado de la plaza estaban el bar de los Maristas, el negocio de Lanas de Carmiña y encima vivia Puri y su hermana, también los hermanos Jose y Ana y Carlos y su hermana Pitusa. Después había una Mercería y acababan los soportales con  la Cerería haciendo esquina con Sarmiento. Enfrente y formando parte del entorno de la plaza, estaba Ramón el Cestero, Frutas Rosales y el otro local de Muebles Manolo.
En las fotografías, de arriba y abajo, la chavalada de la Plaza de la Verdura, imagenes dentro de la Fonda "Los Ángeles" donde reconocemos a Carlos, Pili la de Chicha, Fernando Papiris, Josefa (la de la Fonda los Angeles), Isidoro, Pili, Argimiro Carballeda hijo y Argimiro Carballeda padre, Mª del Carmen Carballeda, la tía Paca, Quintana, empleado de los Carballeda, Isidoro junto a su mujer, Fidela y su hija Maria en sus brazos, Amelia, la madre de Carlos, y a su hermana (la señora de la última fila de negro). Consuelo, Rosi Carballeda, Javier Carballeda, de rodillas en cima de la mesa, José Carlos Couto "El Secre" y Ramón el hijo del cestero. Espero me perdonen a los que no recuerdo, pero basicamente estos eran los de mi niñez. Sirvan estas líneas como homenaje para los que, desgraciadamente, ya no están con nosotros.

Fotografía en la Fonda "Los Ángeles" de la Plaza de la Verdura. Años 60. Abajo, la plaza sirvió de escenario natural para el rodaje de "Los Gozos y las Sombras" en 1980. La casa de tres arcos, al lado del autobús de la serie, era donde estaba  la fonda de Josefa.
























































La fuente de la plaza en su original emplazamiento en 1960.

domingo, 14 de agosto de 2011

Los Carballeda, más de 50 años cabezudos.

Los hermanos Argimiro (izqda.) y Javier Carballeda, y anteriormente su padre, toda una vida de gigante y cabezudos.





























Fui, como todos los años, a ver la llegada de la carroza al Santuario de la Virgen Peregrina. Delante, como ya es tradición, los gigantes y cabezudos dando paso al desfile de gente con sus trajes regionales para hacer la ofrenda a la Virgen. Como no podía ser de otra forma, allí estaba Javier Carballeda, bailando y haciendo girar a ese enorme esqueleto que viste a uno de los gigantes de cartón de las Fiestas de La Peregrina. Asi todos los años, desde que un servidor lo conoce ya desde que era un niño hasta hoy con medio siglo encima. Javier Carballeda, que vivía en la Plaza de La Verdura, encima de aquel bar tan estrechito lleno de barriles a un lado y a otro, y que era de su madrina Josefa García, con sus padres Argimiro y Consuelo y sus hermanos Argimiro y María del Carmen, y que junto a Papiris, y un servidor eramos los compañeros inseparables de juegos de la Verdura. Recuerdo haber ensayado alguna vez algún baile con los Carballeda en La Pedreira vestido de cabezudo, pero por alguna extraña razón mi familia nunca me dejaba salir en la procesión. En mis recuerdos están también la primera vez, allá a finales de los 60, que fuí a comer a casa de un amigo, y esta era la de Javier, cuando se mudaron a la calle San Julián, si hasta me acuerdo del menú, choquitos con patatas que nos había preparado su madre Consuelo, todo un manjar en aquellos tiempos y toda una aventura. La familia Carballeda, con su padre Argimiro a la cabeza, allá por los 60 y sus hijos, después, Argimiro, también y Javier, llevan participando ininterrumpidamente en los desfiles de gigantes y cabezudos en las fiestas de la ciudad más de cincuenta años, entre la ofrenda, la procesión de La Peregrina, Santa María y San Roque, las Batallas de Flores y muchos pasacalles. Toda una vida. No sé que méritos tan extraños hay que tener para que a uno le reconozcan todo esto, pero he visto a demasiada gente de Pontevedra conseguir premios, algunos, por mucho menos, y otros, quizás, por el apellido. Ya están tardando en que os lo agradezcan Argimiro, Javier. Formáis parte de la historia cultural de nuestra ciudad. No se a que esperan.

Argimiro Carballeda, en primer plano, dirigiendo el paso de los cabezudos por Michelena.

viernes, 12 de agosto de 2011

Las Fiestas de La Peregrina.

En 1922, la imagen de la Peregrina era llevada en procesión en un coche de la época.
Avelino Álvarez, portador durante muchos
años de la carroza de La Peregrina.
Pontevedra está de fiestas, las de La Peregrina, la ciudad se engalana para honrar a Nuestra Señora del Refugio la Divina Peregrina. Como todos los años y durante bastante tiempo, el segundo sábado de agosto es la fecha en que en el atrio de la iglesia y de la plaza reciba a miles de pontevedreses y visitantes para contemplar el repique de campanas y el estruendoso ruido de los fuegos como señal de inicio de que comienzan las fiestas. No difieren mucho las fiestas de mi niñez de las de ahora, si acaso, en número de días, pero más o menos se rigen por el mismo patrón. Nos acercábamos hasta la iglesia para contemplar la llegada de los gigantes y cabezudos que daban paso al desfile de gente que, vestida de trajes regionales, llegaban hasta el Santuario para las ofrendas florales a la Virgen. 

Curro Volta, con el que tuve la gran suerte de trabajar, autor de los carteles de La Peregrina en 1972 y 1971, este último con una mención especial con motivo del Año Santo Compostelano.
La Banda de la Oje en la Plaza.
Teníamos las fiestas en el barrio, la chavalada de la Rua Nova las esperábamos con impaciencia porque significaba que nos dejaban salir hasta las "tantas". La calle Reina Victoria, cuando ya hacía unos años que había dejado de pasar el ferrocarril, se llenaba de carruseles, los caballitos, donde solíamos subir en marcha, hasta que nos "pillaba" el encargado, las cadenas, centro dijei de los años 70, donde sonaban canciones como "Oh, Oh, July" de los Diablos, el "Eva María" de Fórmula V, el "Eres Tu" de Mocedades, tan famosa en aquellos años, el "Dama Dama" de Cecilia, o el "Porqué te vas" de Jeanette,  y sobre todo, las canciones de Nino Bravo y Camilo Sesto, que hacía que nos pasaramos muchos horas embobados delante del carrusel. Después estaban las pistas de los "cochitos" de Camarero, los famosos coches eléctricos, donde nos pásabamos todas las tardes "llorandole" a la gente que compraba las fichas que nos "llevarna", al lado se ponían instalaciones como el laberinto, la motocicleta, que daba vueltas y vueltas y no sé como no se mareaba, el gorila de no se donde, al cual "apedreaban" para que se enfadara, el "monstruo de Guatemala", la "mujer araña" y recuerdo sobre todo la "vaca de siete patas".

El "Tiro Madrid" que este año, desgraciadamente no acudirá a la cita de La Peregrina.
























Los "caballitos" estampa típica de las fiestas en los 50. Foto Rafa/Museo de Pontevedra






















En la Alameda, solían situarse los puestos de garrapiñadas, por alli estaba el puesto de Pintos, que era familia de Moncho, de la pandilla de la Rua Nueva, la churrería de Galiano, que me conocían y me atiborraban de churros hasta reventar por una peseta y los puestos de empanadas y vinos. También lo hacían las tómbolas y sobre todo los famosos tiros de escopetas de balines, entre ellos el "tiro con foto" y el "tiro Madrid", éste llegaba a principios de los 70 a Pontevedra, como novedad, con aquellas escopetas de tiro con corchos a los botellines y a los vaqueros e indios, además de los aviones, este año y después de 40 años ininterrumpidamente, no estarán en su puesto de la Alameda.

Gigantes y cabezudos daban paso, allá por los años 20,  a la procesión de La Peregrina, escoltada por la banda de música, a su paso por la Plaza de la Herrería.


























El que fuera paseo de Montero Rios, enfrente de la Diputación y el Instituto servia de pista para todos los eventos que se hacían a lo largo de los quince días de fiestas. Las jimkanas automovilísticas, los campeonatos que organizaba la Delegación del Frente de Juventudes, de Futbol, Balonmano y Baloncesto, a lo largo de toda la calle y sobre todo las clásicas de La Peregrina de Ciclismo alrededor de la Alameda. Por allí discurría también la Batalla de Flores presenciada por multitud de gente. Por las noches y durante quince días echábamos algún que otro baile al ritmo de las orquestas delante de la Diputación. Se vivía ambiente de fiesta en toda la ciudad y La Plaza de la Herrería y las Palmeras servían de emplazamiento para los espectáculos de los más pequeños.

La Avenida de Montero Rios esperaba el paso de la Batalla de Flores en 1972.  El abarrotado palco de la Alameda aún estaba sin cubrir. Foto: Camilo Gómez/Diario de Pontevedra.

La Herrería servía como escenario de espectáculos para los niños, en el centro y junto al niño recostado en su hombro, la hija de Papiris. Foto Rafa/Museo de Pontevedra.






jueves, 11 de agosto de 2011

La pasarela del Burgo.

Con motivo de los arreglos que sufrió el puente del Burgo a mediados del siglo XX, se tuvo que construir una pasarela de madera, como se aprecia en la fotografía, para dar servicio de paso desde la orilla de la ciudad a la del barrio del Burgo.


martes, 9 de agosto de 2011

La Academia Cervantes.

Mi colegio, el de mis hermanos, el de muchas generaciones de pontevedreses. Aunque eran años díficiles, para algunos, tengo buenos recuerdos de la Academia Cervantes en la Plaza de Méndez Núñez, donde también estaba el colegio de Buela. Era un centro como los de antes, una vivienda, donde sus clases las conocíamos como el salón, el cuarto pequeño, el cuarto oscuro, la cocina, la galería, el pasillo, donde muchas veces he estado castigado de rodillas con los brazos en cruz, y por último la clase de la profesora Raquel, la de parvulitos. El colegio también hacía de pasantía y venían muchos chavales de los institutos a clases de apoyo. Por ahí andaban los amigos de la clase, que ibamos pasando de curso, los Eugenio, Vilaboa, Jose María, el de Jomafer, José Manuel Janeiro, Paleo, Benigno, Miguel y su hermana Loly Pedras, José Luis Ponte, Diego, Juan Antonio Juncal, el de los ultramarinos; Sánchez Barba, Sánchez Dios, Marivi, Pilar Hermida, la de la joyería, Lourdes, Jacome, Casares, a la que veo casi todos los días en la farmacia de la calle Echegaray, Angeles y alguna/o más que, desgraciadamente ya no recuerdo. Aquellas clases, donde se estudiaba cantando, "España limita al norte con el mar cantábrico..." Las tablas de multiplicar, que competíamos con los alumnos del colegio de "Buela" que estaba al lado, haber quien gritaba más. Los recreos de la Plaza Méndez Núñez que se juntaban los dos colegios y había cientos de niños. La tienda de "Juanito" y su mujer, que estaba en la esquina de la plaza y al que volvíamos loco en los recreos comprando los regalices, las napolitanas y los caramelos de pataco. Los bocadillos de pulpo, cuando el presupuesto lo permitía, en "La Cañiza" a cinco pesetas y los de chorizo de Pamplona, en la tienda que había en la calle Real enfrente del Ultramarinos de Rios.
Los profesores, el que mandaba en todo, el Director, Manuel Abalo Alfonso, Don Manolo, como le llámabamos y que daba las clases de Política, su sobrino, Jose y su mujer que también daban clases, el profesor de Literatura "Chambriñas", el de Geografía e Historia, Don Alonso, que una vez dejó el colegio, fue profesor de Autoescuela, el de Física y Química y Matemáticas, Don Santiago, la última vez que lo vi, estaba en la secretaría del instituto A Xunqueira II, la profesora de Francés, La Madame, el de Dibujo, profesor Sdmith, recuerdo que también de vez en cuando nos daba clases de religión el cura de San Bartolomé, Don José Gigirey y sobre todo, la profesora Raquel, la primera maestra cuando llegábamos al colegio, la que nos enseñó a leer, a contar, a escribir en aquéllos cuadernos de Rubio. Ya han pasado  muchos años desde que dejé el "cole" pero en mis recuerdos siempre estará la profesora Raquel, la maestra de parvulitos.





















Arriba, la profesora Raquel en el aula con los alumnos del curso 1965/66. Abajo, en la puerta de entrada de la Academia Cervantes con los alumnos de 1972, donde está mi hermano Rafa.











Los Soportales.

Luis, en su puesto, ojeando
El Diario de Pontevedra
Daba entrada desde la antigua puerta de Trabancas a la villa. Los bajos de las casas asoportaladas desde su inicio y hasta la calle Manuel Quiroga, cuando aún no se había abierto la calle Fernández Villaverde, y junto a la calle Real conformaban el motor comercial de la ciudad en la Pontevedra de mediados del siglo XX. Lugar de recogida, cuando el tiempo no acompañaba, de la gente en la emblemática plaza pontevedresa de La Herreria. Recuerdo que había dos quioscos de prensa, uno al principio y otro casi al final, también enfrente de Calzados Felipe estaba el carrillo de Papiris. En el medio de los soportales, delante del comercio de Clarita estaba la cartelera de Pontevedra, donde solíamos ir para ver a que película ibamos el domingo. También había una báscula de peso de las de 5 pesetas atada a una columna con una cadena y que no funcionaba nunca. A su lado, estaba el puesto de "Luis Pontevedra", el limpiabotas de Los Soportales, siempre tan contento y que solía saludar con aquél "adios chavaliño". Aunque muchos locales fueron cambiando de negocio con el paso de los años, recuerdo a la Relojería de Arturo Rey, que después fué una confitería, Llomar, al primero de los castellanos que se establecieron en la ciudad, Beledo, con aquel escaparate lleno de embutidos y que solía visitar cuando era niño. Los locales de los hermanos Peláez, la joyería-bisutería de Ruibal, la Moda Dabaixo, el comercio de Pedrosa, el de Calzados Felipe, la tienda "Paxariños de Papel", la droguería y farmacía de Álvarez, la joyería La Universal, Casa Vidal y La Modal Ideal. En frente, y haciendo esquina con la Plaza de la Herrería, si la memoria no me falla, estaban Calzados Cerra, Xeito, Iriana, La Modernista y el Bar Pasaje. En la actualidad los Soportales forman parte de paso de los miles de caminantes que usan la ruta del camiño portugués.

Los Soportales, testigo directo de muchos eventos culturales de la ciudad, en este caso, los "maios".
Foto: Hispanic Society of America

lunes, 8 de agosto de 2011

El Gorgullón.

Vista del Gorgullón desde su inicio, en la estación del ferrocarril y que llegaba hasta la Virgen del Camino, calle por la que pasé durante muchos años, camino de los talleres tipógraficos de Cortegoso, donde un servidor trabajaba, en la antigua Avenida de Circunvalación, hoy de Otero Pedraio. A la derecha, los inicios de la calle Eduardo Pondal, apenas inexistente, y en la actualidad, una de las calles importantes, con mucha actividad, y de más tránsito de vehículos de la ciudad. Hoy toda la zona muy cambiada y con mucho ambiente gracias a la expansión natural de Pontevedra y que en aquéllos años, a mediados de los 70, casi todo eran casas con sus fincas y huertas. Aún faltaban muchos años para que en todo el área se construyera la Estación de Autobuses, su solar estaba ocupado por silvas y matorrales.


domingo, 7 de agosto de 2011

El equipo de Magdaleno.

Uno de los equipos que entrenaba allá por los años 70, un jovencísimo Ángel Magdaleno, una de las personas que más lucho por el balonmano local en Pontevedra. En la imagen, el equipo del colegio San José, antes de disputar un partido, en la Avenida de Montero Ríos (Alameda) en los campeonatos de balonmano, organizados por la Delegación del Frente de Juventudes en las Fiestas de la Peregrina. Ahí estaban (empezando por la izq.) Bernardo, Alejandro Pazos, Germán de la Iglesia, Toño Vazquez, Goitia, Garrido y Ángel Magdaleno. Agachados, Juanjo Días, Pinal, Gonzalo Lino y Tito Estevez.



Camino de la estación.

Fotografía de una Pontevedra muy desconocida, sobre todo para las generaciones jóvenes, de cuando el tren circulaba por la ciudad  a través de la línea de ferrocarril que discurría por Reina Victoria y que se dirigía a la Estación situada en la Plaza de Galicia. En la imagen, los niños observan el paso del convoy desde lo que hoy conocemos como Las Palmeras, al fondo un todavía barrio de San Roque virgen, marinero, y a la derecha, la Plaza de Toros con la capilla que da nombre al barrio delante. Tìpica estampa de la ciudad que se veía a finales del siglo XIX y mediados del XX.

sábado, 6 de agosto de 2011

La plaza de toros de Pontevedra.

Como ya han comenzado los festejos de La Peregrina, una bonita magen aérea del barrio de San Roque en  el año 1965 con la Plaza de Toros de Pontevedra como lugar destacado, y su capilla, antaño protectora contra la peste. Todo el barrio sin asfaltar, y con el pavimento de arena, aún faltaba un poco para que el progreso se llevara por delante todas ese entorno de casas marineras y sobre el que se construirían edificios con viviendas como las conocemos en la actualidad.