domingo, 14 de agosto de 2011

Los Carballeda, más de 50 años cabezudos.

Los hermanos Argimiro (izqda.) y Javier Carballeda, y anteriormente su padre, toda una vida de gigante y cabezudos.





























Fui, como todos los años, a ver la llegada de la carroza al Santuario de la Virgen Peregrina. Delante, como ya es tradición, los gigantes y cabezudos dando paso al desfile de gente con sus trajes regionales para hacer la ofrenda a la Virgen. Como no podía ser de otra forma, allí estaba Javier Carballeda, bailando y haciendo girar a ese enorme esqueleto que viste a uno de los gigantes de cartón de las Fiestas de La Peregrina. Asi todos los años, desde que un servidor lo conoce ya desde que era un niño hasta hoy con medio siglo encima. Javier Carballeda, que vivía en la Plaza de La Verdura, encima de aquel bar tan estrechito lleno de barriles a un lado y a otro, y que era de su madrina Josefa García, con sus padres Argimiro y Consuelo y sus hermanos Argimiro y María del Carmen, y que junto a Papiris, y un servidor eramos los compañeros inseparables de juegos de la Verdura. Recuerdo haber ensayado alguna vez algún baile con los Carballeda en La Pedreira vestido de cabezudo, pero por alguna extraña razón mi familia nunca me dejaba salir en la procesión. En mis recuerdos están también la primera vez, allá a finales de los 60, que fuí a comer a casa de un amigo, y esta era la de Javier, cuando se mudaron a la calle San Julián, si hasta me acuerdo del menú, choquitos con patatas que nos había preparado su madre Consuelo, todo un manjar en aquellos tiempos y toda una aventura. La familia Carballeda, con su padre Argimiro a la cabeza, allá por los 60 y sus hijos, después, Argimiro, también y Javier, llevan participando ininterrumpidamente en los desfiles de gigantes y cabezudos en las fiestas de la ciudad más de cincuenta años, entre la ofrenda, la procesión de La Peregrina, Santa María y San Roque, las Batallas de Flores y muchos pasacalles. Toda una vida. No sé que méritos tan extraños hay que tener para que a uno le reconozcan todo esto, pero he visto a demasiada gente de Pontevedra conseguir premios, algunos, por mucho menos, y otros, quizás, por el apellido. Ya están tardando en que os lo agradezcan Argimiro, Javier. Formáis parte de la historia cultural de nuestra ciudad. No se a que esperan.

Argimiro Carballeda, en primer plano, dirigiendo el paso de los cabezudos por Michelena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario