martes, 21 de junio de 2011

Plaza de la Verdura. 1885.

Bonita fotografía de F. Zagala (Museo de Pontevedra) de la Plaza de la Verdura donde se podía ver al fondo el río Lérez. Plaza que me trae muchos recuerdos porque fue donde pasé mi niñez. Eran tiempos de mis amigos, Javier, Ramón, Papiris, Jose, Moncho y Joselito, las hijas del de Calzados Isidoro, el más barato, de los Simal y de sus primos Nancy Coromoto y hermano, que habían estado en Venezuela. Eran tiempos de jugar al peletre, a las canicas, a los trompos, los de boje los mejores, que comprábamos en la cestería de Ramón, a polis y cacos entre las columas de la plaza, a vaqueros e indios, de poner las calabazas, por difuntos, en la punta de la fuente, con una vela encendida dentro y los más pequeños escapar corriendo asustados. De ensayar para los "maios" y bailar para salir en los cabezudos, aunque luego no me dejaran ir en la procesión. Tiempos de las napólitanas y las galletas Rissi bañadas en chocolate en la tienda de San Román, al lado de la farmacia, de los "Fis-Fás" en los Maristas, de los caramelos de pataco, de las primeras pinturas en la librería que había en la esquina con Sarmiento. Del camión del hielo. De mi Primera Comunión en la iglesia de San Bartolomé. Eran tiempos de ver a mi abuelo en la cama intentando contarme el "cuento de la buena pipa", de las primeras series de televisión después del cole, Daktari, el león bizco, Daniel Boom, Bonanza, Tarzán, El Virginiano -porque que siempre hablaban tan raro- y sobre todo, Viaje al fondo del Mar, todos los sábados, donde siempre acababan matando al monstruo que salía de las profundidades. Tiempos de la primera televisión de casa, con su mesita y su voltímetro, "enchufa el Askar" que decía el anuncio, de mi primer, Bélgica-España en 1968, con toda la casa llena de tios y primos para ver el partido. Tiempos de ver a mi madre siempre con aquella máquina tan rara de coger los puntos de las medias al lado de la ventana que daba a la calle San Sebastián. De la familia Arán, Pepe, Cuco, Chachi, Beni, la madre de éstos y la abuela, que vivían enfrente; de Chon y su familia, que vivían encima; del Bar de Juanito, que después sería el "Coralín"; de Diego, de la peluquería de Catuxa, de los Papiris, de Reguera- el de la fontanería- que iba conmigo al colegio de Cervantes y del local de Galiano, que me dejaban comer patatas fritas hasta reventar. ¡Ay!,  los recuerdos, tan lejanos, tan presentes.


1 comentario:

  1. Outra foto linda.
    ¿Terás por casualidade algunha foto da praza coas catalpas e bancos de pedra, a praza modelo de restauración que tanto lle gustaba a Torrente Ballester, recanto de cine, que foi desalmado co largo da actualidade, costa ladeada, etc.

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