viernes, 30 de diciembre de 2011

El Bar de Couto.

La botella de Gaseosas Feijoo
con la que iba al Bar de Couto
a llenar de vino tinto.
Uno no se hace a la idea de dejar de ver a diario a las personas que son del barrio de toda la vida y de repente la gente con la que has crecido y que te han acompañado a lo largo de una vida ya no están. Hoy, desgraciadamente, el señor Couto nos ha dejado, hacía tiempo que ya no lo veía en sus paseos matutinos por orillamar y fue su hijo Manolo quien me dijo hace unos días que llevaba unos meses pachucho y que se esperaban lo peor. Recuerdo imágenes de mi infancia jugando en la calle con sus hijos, José Antonio, Manolo, María Teresa, Ana y un niño con chupete que ya empezaba a darle patadas a un balón, Pablito, donde el Bar del Couto era el centro de reunión de la chavalada. Recuerdo siempre al padre y su hijo mayor José Antonio sirviendo la comida que cocinaba Elbesita a sus huéspedes en aquel bar que estaba junto a uno de los puentes que había cuando cruzaba el ferrocarril por el Paseo de Colón y en el inicio de la Rúa Nova de Abaixo al lado de la huerta de Lucrecia y que cuando tiraron ésta jugábamos en el solar que allí quedó durante unos meses al "fronton" con el edificio de los Couto hasta que nos venía a llamar la atención porque molestábamos a sus clientes. En ese bar pasábamos muchas horas todos los chavales de la calle y más cuando pusieron la máquina recreativa que fue todo un "boom" en la calle en esa época. También solíamos ver algún partido que otro de la vieja Copa de Europa en aquella televisión en blanco y negro que tenían donde empezaba el pasillo y recuerdo también ir a comprar el vino tinto y llenar la botella de "Feijoo" con el líquido granate de aquellos barriles que tenía detrás del  mostrador previo pago de 10 pesetas. Tenía mucho ajetreo el local ya que era casa de huéspedes y por allí pasaba todo tipo de gente y de todos los lugares en el que se quedaban una temporada. Hoy 30 de Diciembre, Manuel Couto nos ha dicho adios y desde este humilde blog quiero mandar un fuerte abrazo a su mujer Elba y a sus  hijos, José Antonio, Manolo, María Teresa, Ana y Pablito Couto en un día tan triste como es el fallecimiento de un ser querido. Se nos ha ido uno del barrio, de los de toda la vida. Hasta siempre Sr. Couto.

La calle Rua Nova de Abaixo (derecha) en 1965 donde se puede ver el puente que había sobre el ferrocarril y que daba entrada a la calle donde se construyó el Hostal-Bar Couto.

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