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Esther en el balcón de su casa de la Rúa Nova. |
Allí nos juntábamos delante de aquél quiosco que había en la Alameda haciendo cola para ver si salía de una vez el cromo de Johan Cruyf ya que era "pollón", mucho dinero gasté de la paga que me daban los domingos en el quiosco de Esther allá por el 74 cuando la imagen del holandés era la más buscada entre los niños que coleccionábamos el album de la Liga. Cientos de niños "tomábamos" la Alameda en vacaciones, allí los bancos hacían de porterías de fútbol y desde entonces nunca la he visto tan llena de chavales como en aquéllos años, los que vivíamos en las Rúas Novas, de Abaixo y de Arriba, pero sobre todo, los rapaces del edificio de la Diputación, nos pasábamos horas y horas dándole patadas al balón hasta que nos "confiscaba" la pelota o nos echaba fuera el guarda de Las Palmeras, el "Matagusanos", el quiosco de Esther, que estaba enfrente del Bar Carolo y la Pescadería de Urrabieta, en la calle Alameda, era el primer lugar de"abastecimiento" para los que eramos los niños del barrio entonces, que si una o dos de pipas, cinco de chicles Cheiw, algunos regalices o palomitas, no sé como la pobre mujer tenía tanto aguante para los muchos niños que allí la volvíamos loca. Era Esther, vecina nuestra, de la Rúa Nova de Abaixo, vivía en el número uno de la calle. El quiosco comenzó a funcionar allá por 1965 y diez años más tarde se lo tuvo que dejar a unos familiares por problemas de salúd. A finales de los setenta dejó definitivamente el emplazamiento de la Alameda y lo pudimos ver durante muchos años delante del Ambulatorio Virgen Peregrina. Ya hace muchos años que falleció Esther pero gracias a su hija Ana y su sobrino Quico, que me cedieron las fotografías, los que fuimos niños de la Alameda podemos volver a recordarla.
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El quiosco como siempre lo recordaré, con los niños haciendo cola para comprar. Delante, los tres sobrinos de Esther, Quico (izquierda), el hermano de éste Miguel (abajo) y Nacho en 1973. |
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