sábado, 31 de diciembre de 2011

La motora a Lourido.

Un servidor en Lourido, donde
había más conchas que arena.
Cruzábamos el paso con barreras de la Alameda por donde atravesaba el ferrocarril en dirección a Santiago o la Estación Vieja en la Plaza de Galicia y bajábamos por la cuesta de Pazo (así conocida durante muchos años por los talleres de Pazó que había en la cuesta de San Roque) en dirección hacia el puerto de Pontevedra en las Corbaceiras para coger las motoras de Fariña que tenían el servicio hasta el muelle de Lourido. Eran junto con la Puntada "las playas" de la Pontevedra de hace cincuenta y sesenta años donde "Pla" se encargaba del servicio de cruzar en su barca a la gente hasta el otro lado de la Ría por el módico precio de "la voluntad". Muchas generaciones de pontevedreses dimos nuestros primeros chapuzones en brazos de nuestros padres, algún día de verano, en aquel recodo que formaba el embarcadero de Lourido cuando la marea estaba llena. Qué recuerdos cuando te subías a aquella barcaza y surcaba la ría espumosa en ese breve paseo hasta el muelle de Lourido dispuesto a pasarte un día de "comida" en aquellos arenales llenos de conchas de berberechos. Toda una aventura cuando eramos niños. Feliz entrada del año 2012 a todos.


Arriba, la motora repleta de gente dirigiéndose al embarcadero de Lourido. Sobre estas líneas, podemos ver en la foto de Rafa/Museo de Pontevedra la "otra playa" de Pontevedra en 1958, La Puntada, concurrida de bañistas. Al fondo la Avenida de Marin que estaban construyendo.

viernes, 30 de diciembre de 2011

El Bar de Couto.

La botella de Gaseosas Feijoo
con la que iba al Bar de Couto
a llenar de vino tinto.
Uno no se hace a la idea de dejar de ver a diario a las personas que son del barrio de toda la vida y de repente la gente con la que has crecido y que te han acompañado a lo largo de una vida ya no están. Hoy, desgraciadamente, el señor Couto nos ha dejado, hacía tiempo que ya no lo veía en sus paseos matutinos por orillamar y fue su hijo Manolo quien me dijo hace unos días que llevaba unos meses pachucho y que se esperaban lo peor. Recuerdo imágenes de mi infancia jugando en la calle con sus hijos, José Antonio, Manolo, María Teresa, Ana y un niño con chupete que ya empezaba a darle patadas a un balón, Pablito, donde el Bar del Couto era el centro de reunión de la chavalada. Recuerdo siempre al padre y su hijo mayor José Antonio sirviendo la comida que cocinaba Elbesita a sus huéspedes en aquel bar que estaba junto a uno de los puentes que había cuando cruzaba el ferrocarril por el Paseo de Colón y en el inicio de la Rúa Nova de Abaixo al lado de la huerta de Lucrecia y que cuando tiraron ésta jugábamos en el solar que allí quedó durante unos meses al "fronton" con el edificio de los Couto hasta que nos venía a llamar la atención porque molestábamos a sus clientes. En ese bar pasábamos muchas horas todos los chavales de la calle y más cuando pusieron la máquina recreativa que fue todo un "boom" en la calle en esa época. También solíamos ver algún partido que otro de la vieja Copa de Europa en aquella televisión en blanco y negro que tenían donde empezaba el pasillo y recuerdo también ir a comprar el vino tinto y llenar la botella de "Feijoo" con el líquido granate de aquellos barriles que tenía detrás del  mostrador previo pago de 10 pesetas. Tenía mucho ajetreo el local ya que era casa de huéspedes y por allí pasaba todo tipo de gente y de todos los lugares en el que se quedaban una temporada. Hoy 30 de Diciembre, Manuel Couto nos ha dicho adios y desde este humilde blog quiero mandar un fuerte abrazo a su mujer Elba y a sus  hijos, José Antonio, Manolo, María Teresa, Ana y Pablito Couto en un día tan triste como es el fallecimiento de un ser querido. Se nos ha ido uno del barrio, de los de toda la vida. Hasta siempre Sr. Couto.

La calle Rua Nova de Abaixo (derecha) en 1965 donde se puede ver el puente que había sobre el ferrocarril y que daba entrada a la calle donde se construyó el Hostal-Bar Couto.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

"Los 4 Gatos"

La Señora María y Señora Peregrina, las cocineras de
"Los 4 Gatos".
Había dos bares en la calle Rúa Nova de Abaixo cuando era un crio, uno el Bar de Couto, que también era Hospedaje y estaba en la entrada de la Rúa, al lado de la abandonada huerta de Lucrecia, donde solíamos, la chavalada, "experimentar" con las pobres lagartijas además de dar buena cuenta de la fruta que daban sus árboles, en la actualidad ocupado por el edificio donde está la Cafetería Colón. Y el otro, en  el medio de la calle, la taberna "Los 4 Gatos" que convivía entre la casa de la familia Sanmartín, por un lado, y por el otro la de Don Enrique, el carpintero de la Escuela Naval junto con su mujer y su hijo Tito, que trabajaba en Correos y Telégrafos y que años más tarde se casaría con mi tía Marisa, la del quisco de prensa del Ayuntamiento. Era "Los 4 Gatos" un establecimiento de los de antes, nada indicaba en la calle cuando pasabas por delante que había un bar ahí, con su minimostrador según entrabas a la izquierda, la inmensa nevera y su televisión en blanco y negro encima del electrodoméstico y todo un poco desordenado. Muchas tardes las pasaba junto a mi abuelo, que era un cliente fijo de todos los días, allí sentado tras aquellas mesas de maderas con aquellos manteles de plástico cuadriculados, sujetando con sus dedos amarillos aquellos cigarrillos "celtas sin filtro" que fumaba sin parar y en la otra mano su taza de vino amenizando las tardes de la taberna. Alguna vez que otra solía "robarle" los corroscos de alguna de las barras que la panadera le dejaba siempre en una bolsa en la puerta cuando me dirigía por la mañana al colegio Cervantes en la Plaza Méndez Núñez, aquel pan que era una delicia a esas horas. El local era frecuentado por mucha gente y allí se juntaban los amigos en forma de peñas para las grandes "comilonas". Mucha gente conocida pasaba por la cocina de Doña María, la dueña de "Los 4 Gatos" y Doña Peregrina su "ayudante" en la cocina. Recuerdo en temporada de pesca los coches aparcados en la calle, delante de la fachada del bar, con los maleteros abiertos para admirar los "trofeos" en forma de salmón que prestos esperaban pasar por los fogones de las dos cocineras. En la película en forma de video, abajo, y  que alguién realizó a mediados de los setenta podemos ver a unas de las peñas, la "Mediodía" en aquellos tiempos cuando se reunían para comer, beber, fumar y, sobre todo, cantar. Por ahí andaban Cándido Couselo, Lucio, Manolo Portas, Antonio Puga, Pintos el "sastre", Solleiro, Eduardo Piquenque, Felipe, Alfredo Urrabieta, Tito, el del taller de Motos de la calle y que ahí continúa hoy en día y Manolo Blanco el de la "Caja". Toda una joya de video, para los que somos del barrio.

viernes, 23 de diciembre de 2011

25 de Diciembre fun, fun, fun...

Dirigiendo el tráfico rodeado del "aguinaldo" en la
Plaza de La Peregrina. Detrás el edificio donde
estaba la OJE, el Banco Central y Tobaris.
Ya estamos metidos un año más en las Fiestas, para un servidor van por cincuenta. El soniquete de la lotería de los niños de San Ildefonso cantando los números nos sumerge en la vorágine consumista en que se han convertido desde hace ya mucho tiempos las Navidades. De niños, allá cuando comenzaban los setenta,  esperábamos con ganas la llegada de las vacaciones, en el colegio Cervantes. El último día, recuerdo que nos invitaban siempre a una "merendola" como comienzo de las fiestas. Te pasabas los días en la calle, delante del Bar de "Couto" jugando con aquel coche abandonado que estuvo por allí durante algún tiempo o aquellos grandes partidos que nos echábamos en el Vergel hasta que llegaban los mayores y nos "invitaban" a irnos, de alli nos íbamos a la Alameda a continuar los partidos con los bancos como porterías, una Alameda que siempre era un hervidero  de niños y niños durante las vacaciones. En casa teníamos un pino que adornábamos con cintas y bolas doradas y plateadas dignas de un "chino" de hoy en día. La programación de televisión española, la única que había y en blanco y negro, era emitir películas y dibujos animados todas las tardes acorde con las fiestas que vivíamos, que angustia cuando se perdía el "Chencho" de la "Gran Familia". De vez en cuando cortaban para decirnos que las "muñecas" de Famosa se dirigían al portal, o que el "Cinexin" no tenía fin, o que los indios estaban rodeando al "Fuerte Comansi" y que los "Juegos Reunidos Geyper" eran para toda la familia o que los "Madelman" lo podían todo y el no va más era ser los "Fernando Alonso" del futuro con los "Scalextric". En la calle los Lorenzo, José Manuel, Francis y Miguel, tenían uno y a veces nos pasábamos un rato montando las pistas en "ocho" para que luego se salieran siempre los "puñeteros" coches. De vez en cuando nos pasábamos por el "centro" para ver las "novedades" en juguetes que había en Reguera, Chacón, Tobarís y el Gran Garage. Así llegaba el día 24, Nochebuena y el 25 Navidad y entre turrones y mazapanes en mi casa nunca faltaba el bacalao y como eran días especiales hasta nos dejaban probar el "Anís del Mono" y el "Ponche Cuesta". En "Fín de Año" deseando que llegaran las 12 para tomar las uvas antes de que te quedaras dormido y el día de Reyes, lo mejor, ir a recoger caramelos a la Cabalgata. De noche te ibas a la cama prontito soñando que te iban a dejar los tres Magos. Durante algunos años siempre esperaba una bicicleta pero no se porque extraña razón nunca me la dejaban, sería verdad lo de portarse mal. Al final ya desistí. Por la mañana te ibas con los amigos a "estrenar" lo que te habían traído hasta la Plaza de la Herrería y ver si podías salir en la foto del "Diario" del día de Reyes. A todo esto llegaba el siete de enero y te acordabas que al día siguiente empezaba otra vez el colegio, que no habías pegado ni bola y que todos los deberes que te habían puesto estaban sin hacer... ¡qué desastre!. Felices Fiestas a todos.

Estampa típica de la Pontevedra de hace 40/50 años era ver a los Agentes Municipales, popularmente llamados "bacenillas" rodeados del "aguinaldo" que les dejaba la gente. En la imagen, el cruce de Michelena con Fernández Villaverde y General Mola (hoy Gutiérrez Mellado). El edificio con el ventanal era el Casino Mercantil, en la actualidad está ahí el Banco de Santander haciendo esquina con la que era la cuesta de Afar.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Las "aguadoras" de San Roque.

Una de las fotografías que más me gustan de la exposición que montó el Museo de Pontevedra el pasado verano sobre la obra gráfica de Rafa es esta de la fuente de la Alameda rodeada de las "aguadoras" de San Roque cuando en la Pontevedra de hace cincuenta años escaseaba el líquido elemento y había que acercarse hasta la fuente de hierro para el suministro de agua. Fuente que calmó mucha sed a los que eramos niños en el barrio cuando nos pasábamos horas y horas jugando en la Alameda o veníamos del campo del Vergel cuando ya la tarde se apagaba. En la imagen, instantánea que fotografió Rafa, cronista gráfico de aquellos tiempos, de como en 1967 recogían agua en sus cubos y barreños la señora "Mansita" (izquierda con delantal), Pilar Ogando, con su brazo en el grifo y a la derecha, "La Morena" hermana de "Mansita", detrás de ella, Lucilita, la propietaria de la famosa casa de las columnas en la desembocadura del río Gafos y que fuera Lazareto, a su lado Marujita y Marina con sus hijos Pili y Lalo Piquenque. Toda una joya esta fotografía de gente del barrio. Al fondo, se puede ver el letrero de "Auxilio Social" donde comía la gente más necesitada, en la actualidad guardería de la Xunta.

Foto: Rafa/Museo de Pontevedra.



martes, 13 de diciembre de 2011

Cruce de caminos.

Así estaba la calle Salvador Moreno (hoy Rosalía de Castro), junto con el Bar Palacio y los Juzgados de siempre (la Audiencia en la actualidad), a principios de los años sesenta, donde eran testigos de como circulaban por la antigua vía  los "convoys" hacía su destino. El paso de Salvador Moreno, junto con el de San Roque, eran los únicos que había en la ciudad con guardabarreras y con la caseta del guarda como se puede apreciar en la imagen de Rafa/Museo de Pontevedra. Bonita estampa de la Pontevedra de hace 50 años con el único paso del carromato de "a leiteira" en dirección hacia la Plaza de San José.


























martes, 6 de diciembre de 2011

Monteleón, mi calle.

La calle Monteleón en 1960. Para muchos practicamente irreconocible esta zona de la ciudad. "Desembarcamos" en esta calle en el año 1968 cuando ya estaba construido el edificio llamado "Monteleón", veníamos de la calle San Sebastián y de vivir en un bajo muy pequeño y aunque eramos muchos, mis dos abuelos, mi madre, una tía y tres hermanos, el piso nuevo me parecía el no va más. Era un edificio con dos escaleras y nosotros víviamos en un entresuelo. Allí pasé la etapa final de mi niñez jugando con Kiko, Alfonso, Eloy, Caridad, Pitusa, María Elena y Rafa, mi hermano pequeño, que eran los niños del edificio. Nos juntábamos con los del la Rúa Nova de Abaixo, los hermanos Sanmartín y los hermanos Couto, Monchiño Pintos y su hermana, que eran vecinos en la calle, los hermanos Lorenzo, Jose Manuel y Francis y Tony, también el "acoplado" de la calle Rua Nova de Arriba, Paqui Montes, si no me olvido de nadie, esta era la rapazada del barrio. No teníamos "blackberrys", ni "wiis", ni "play estations", ni "internet" en casa, jugábamos al "quedas" en vez de chatear, al "escondite", a la "comba", al "burro", al "peletre", a los "cromos", a "polis y cacos", a las "bolas", a las "chapas" y a los "trompos". Nos pasábamos todo el día en la calle, cuando anochecía nadie nos llamaba por el móvil sino que nos gritaban desde la ventana. Si nos portábamos mal no nos llevaban al psicólogo sino que nos daban una buena "somanta". Jugábamos con tierra y de vez en cuando teníamos piojos y lombrices, bebíamos agua del grifo y también de mangueras, andábamos en bicicleta sin cascos, ni guantes, ni rodilleras. Teníamos clases mañana y tarde y comíamos en casa. Devorábamos todos los dulces que podíamos y sí, sí, con azúcar. En el colegio había buenos y malos estudiantes, y unos pasaban y otros no, y no se creaba ningún tipo de trauma... tiempos aquellos, tiempos felices los de la niñez, por lo menos para mí.






















La calle hoy. A la derecha, el edificio del medio el "Monteleón".

domingo, 4 de diciembre de 2011

La Avenida de Montero Ríos.

Imagen de los años sesenta de la Avenida de Montero Ríos tal y como estaba, donde entonces se permitía la circulación de vehículos, aunque en la Pontevedra de hace cuarenta/cincuenta años apenas existían coches como se puede ver en la fotografía. Aunque el entorno no ha cambiado, pues ahí siguen Santo Domingo, el Sánchez Cantón, conocido entonces como instituto masculino, la Diputación Provincial y el edificio durante muchos años de Educación, instituto femenino en aquélla época. En la Avenida se organizaban muchos actos civiles y militares, y en agosto, con las Fiestas de la Peregrina eran míticas las jimkanas automovilísticas, los partidos de baloncesto, balonmano y futbol sala organizados por el Frente de Juventudes, las carreras ciclistas, donde tenían su meta enfrente de la Diputación, o las Batallas de Flores donde la calle reunía a miles de personas a lo largo de la avenida. En la actualidad y desde la construcción del parking en los ochenta la calle es peatonal aunque no muy distinta de como la conocíamos. Al fondo, negocios como la Barbería de Callón, la Cafetería Lar, Foto Chao y como no, el quiosco del "Orejas" ya en Riestra, donde solíamos ir a cambiar los tebeos por una peseta.

sábado, 3 de diciembre de 2011

El "nuevo" Campillo de Santa María.

Fotografía realizada esta mañana, sábado, del aspecto que tiene ahora el "nuevo" Campillo de Santa María. Un espacio que volvemos a recuperar los pontevedreses después de estar muchos años estancado con las obras arqueológicas. Recuerdo de crío, en la Pontevedra de los sesenta, de cuando existían los barrios, a la rapazada de la Plaza de la Verdura ir en "ayuda" de los del Parador cuando querían "asaltar" el Campillo. Aquéllas "guerras" entre niños que se arreglaban como se solucionaban antes las cosas, a pedradas, hasta allí íbamos los Joselito, Javier Carballeda, Jose Carlos, Fernando Papiris, Carlos y un servidor a conquistar el barrio, claro que nosotros siempre llevábamos una arma secreta para estos conflictos: el "chihuahua" de Papiris, era soltalo y "armarse" la de San Quintín". Años después y ya en nuestros años mozos el Bar "O Quente" era parada obligada para tomarnos los vinos en "porrón" en la terraza que allí había formando parte del entorno. En la foto de abajo, el espacio, en una imagen de 1965 tal como se conocía durante muchos años antes de las diversas reformas y la arboleda a principios del siglo XX.


miércoles, 30 de noviembre de 2011

El "Coralín"

Diego, con "sus" cabezudos. Foto: Javi Carballeda
Parece mentira que la calle San Román sea una de las más emblemáticas y en pleno corazón del casco histórico pontevedrés y que carezca, o apenas haya imágenes, o fotografías que así lo atestigüen. Llegabas a el "Coralín" a través de la Plaza de la Herrería donde estaban los Almacenes Clarita en ambos lados, el edificio de la imprenta El Pueblo, donde en la segunda década del siglo XX, en su primer piso, estuvo la Telefónica. Después la tienda de Ramona, una hija suya estaba casada con el famoso locutor de radio entonces,  Paco Vélez. Recuerdo crecer con el sonido tan característico que despedían las máquinas tipográficas del taller que daba a la calle San Sebastián. 
Antes de Salón Recreátivo había sido el "Bar de Juan" donde conocía, desde niño, a uno de sus empleados, Diego; durante muchos años inmerso también en los cabezudos de Pontevedra y portador de la carroza de La Peregrina y al que años despues veía por las calles de la ciudad, con su carro, recogiendo cartones. Tuve la suerte de conocer a su dueño, Juan, ya que habiamos sido vecinos cuando mi familia vivía en la calle San Sebastián, y siempre me dejaba jugar gratis cuando descansaba Luis, el encargado, y él tenía que estar al frente del negocio. Muchas horas he pasado delante de las máquinas recreativas cuando tenía que estar en clase.
La Sala tenía, a su izquierda, según entrabas, las máquinas donde solíamos pasar la tarde aporréando los mandos hasta que  nos pitaba "fault". Al fondo, subiendo dos escaleras y con una ventana que daba a la calle San Sebastián, estaban los futbolines y el mostrador del encargado. En el interior, y con un balcón que daba también a la calle del Santo Patrón, las famosas mesas de billar "francés" con sus clásicos "rachos" o "sietes" en los tapices que no podían faltar, y las mesas de ping-pong con aquellas raquetas de corcho todas carcomidas debido a la actividad diaria a las que estaban sometídas.  Había quien se lo permitia y compraba las raquetas "profesionales" en Chacón que costaban 125 pesetas, con las dos carás de goma que cuando se le pegaba la bola dibujaba el aire unas "eses"que se te quedaba la cara de tonto.
Recuerdo a uno de los chavales entonces que  también traía su taco de billar de casa incluso con sus tizas de impregnar la punta para que no resbalaran las bolas, todo un lujo para los de nuestra época que no teníamos ni un "duro" y  nos conformábamos (que remedio) con las que había en el local.
Más adelante, pusieron una máquina de música la "jukebox" y entonces el Coralín también se convertía en sala de música, con discos de los "Richard Cocciante", las Grecas, el "Europa" de Santana o el "give a little bit" de Supertramp y sobre todo el "Love to love" de tina charles que sonaba a todas horas. Había también en la Pontevedra de nuestra época, en la calle Andrés Muruáis, otra sala de juegos que se llamaba "Mimos", más adelante ocupada por juguetes Moliner y en San Antoniño otra que le llamaban "El Jardín". Anteriormente, en los años sesenta, estaba el "Submarino" en la calle Isabel II.

La Plaza de la Herreria en un día de mercado a principios del siglo XX, al fondo, la entrada de la calle San Román donde estuvo el Coralín en los años setenta. Podemos ver, también, la cúpula que tenía el edificio donde estaba la Telefónica alquilada a la familia de la imprenta El Pueblo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Paseos de las Palmeras.

Imagen del año 1905 de uno de los paseos de las Palmeras. En la fotografía podemos ver la parte de atrás del Palacio de la Diputación Provincial de Pontevedra con el cierre que tenía entonces, al fondo, el edificio en construcción, es el actual Instituto Valle Inclán, durante muchos años instituto masculino. A la derecha se puede observar medio cortado el que fuera Teatro-Circo, que estaba instalado permanentemente en el parque y, detrás de éste, el edificio de "Villa Pilar". Un auténtica postal.


jueves, 17 de noviembre de 2011

La Juventud Excursionista Pontevedresa (JEP).

Fotografía de principios de los años 60 en San Cibrán donde están (por la izq.) Javier García Álvarez, destinado desde hace años en el Consulado Español de Mendoza en Argentina; Toño Fondevila, Manolo Carral, desgraciadamente ya no está con nosotros, y, Tino Domínguez, el gran vocalista de los Black Stones y con quien tuve la suerte de coincidir en el desaparecido "Xornal Diario". Agachados, José Gama (quien muy gentilmente me cede la foto) y a su lado Xosé Antón Carral.
Toda esta chavalada, junto con Luis Carral, Manolo Besada (el de la joyería) y alguna vez que otra, Carmelo Vázquez, conformaban lo que por aquél entonces se hacían llamar la "Juventud Excursionista Pontevedresa" que se dedicaban a visitar los montes y lugares de los alrededores de Pontevedra. Se las ingeniaban para buscar "fondos" para comprar tiendas de campaña, linteras y demás utensillos de las pagas familiares y revendiendo las entradas de los toros cuando venía El  Cordobés, Angel Teruel o Palomo Linares. Se compraban las entradas con tiempo y luego las vendían en la reventa sacando además un plus para gastárselo en las Fiestas de la Peregrina. El lugar de reunión de la Juventud Excursionista Pontevedresa (JEP) era una buhardilla en la rúa Naranjo donde tenían una bandera que asomaba hacia la calle hasta que la Policía Muncipal la "confiscó", claro que a lo mejor tenía que ver que los colores eran iguales a los de la bandera Anarquista. Con el paso de los años algunos chavales, cumplida la mayoría de edad, se cansarón y crearon la peña "el Centollo", pero esa es otra historía.

viernes, 11 de noviembre de 2011

El balneario del Lérez.

Dos bonitas fotografías de la época, donde se puede ver el que fuera famoso Balneario del Lérez, en su máximo explendor, a principios del siglo XX. El establecimiento donde se "fabricaban" las aguas minerales del Lérez de Casimiro Gómez y que era muy concurrido por la visitantes de entonces. En la actualidad totalmente abandonado, aunque se puede llegar hasta él a través de un bonito paseo a lo largo de las márgenes del rio.
























jueves, 3 de noviembre de 2011

Los partidos a beneficio del Asilo.

Allá por los años setenta se organizaban una serie de actos a beneficio del Asilo de Ancianos de Pontevedra que culminaban con un partido de fútbol benéfico en el campo de Pasarón, entre dos equipos con jugadores que participaban en la Liga Local de Modestos. Eran dirigidos por los "Moya", "El Niño Jesús", "Touza" o "Mr. Látigo" y siempre se celebraban, todos los años, en el mes de diciembre con gran aceptación de la gente, gracias a la publicidad que durante toda la semana hacía la emisora EAJ 40 "La voz de la provincia", Radio Pontevedra entonces. En la imagen de abajo, retratados para el recuerdo en el viejo vestuario del Pontevedra  Club de Fútbol, de izquierda a derecha están: Ricardo, César, no reconozco a este, pero estamos en ello, Tajes, Iñaqui, Tino Vilas, Javier, Plaza, que era el "ayudante" del "Niño Jesús" (entrenador) y Touza (con polo azul). Agachados; Peter, Camilo Abeledo, Pucho, Lezcano, Bujía y Pedro Abeledo. Como se puede ver en la foto, que me pasa mi buen amigo Bujía, era la época "hippie" para algunos, sobre todo para los hermanos Abeledo.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

Plaza de Galicia.

Bonita estampa de una de las zonas de la Pontevedra de los cincuenta, con camiones llenos de trabajadores circulando por la antigua plaza de la Estación del Ferrocarril, hoy Plaza de Galicia. A la izquierda, en primer plano el "Palace Hotel", y enfrente, el edificio donde estuvo la "Antigua Estrella", más tarde, "Ferretería Quintillán", estos dos edificios dando entrada a la calle Andrés Muruáis, por donde subía el tranvía y los trolebuses, después, hacía el centro de la ciudad, camino de Lérez y Alba. Edificio de "Quintillán" que aún existe hoy en día. Más adelante en la misma acera y subiendo hacia la Avenida de Vigo, también estuvo otro de los establecimientos hoteleros de la Pontevedra de entonces, el Hotel Madrid. Hoy la zona, prácticamente irreconocible de como estaba a mediados del siglo XX.

Foto: "Galicia: O oficio de vivir". Gonzalo Allegue.

sábado, 29 de octubre de 2011

Posando en la Alameda.

Bonita imagen de los guardias municipales posando con sus flamantes  motos "sanglas", tan de moda en aquel tiempo en el parque móvil del Estado, en la que fue durante muchos años la Avenida de Montero Ríos, convertida en la actualidad, en un gran paseo peatonal, ahí posan para el recuerdo los motoristas, Bouzón, Tani y Vidal.  Detrás, y como curiosidad, otro fotógrafo intenta tomar una instantánea de las señoras, con la Alameda como escenario. Eran los años "ye-yés".


jueves, 27 de octubre de 2011

Inundaciones en el Burgo.

Curiosa y bonita estampa de la salida del Puente del Burgo hacia la carretera de A Coruña (entonces), hoy Juan Bautista Andrade, y donde estaba situada la Capilla de Santiaguiño del Burgo (a la derecha de la imagen), toda inundada por la crecida de las aguas del Lérez. Bastaba un  tiempo lluvioso y mareas vivas para que el río se desbordase como se puede apreciar en la fotografía inundando los bajos y establecimientos que había en la zona del Burgo en aquéllos años.


lunes, 24 de octubre de 2011

Antigua plaza del Mercado.

La Plaza de Valentín García Escudero tenía en las primeras décadas del siglo XX un enorme bullicio comercial debido a la ubicación de la antigua Plaza del Pescado y los puestos y comerciales que estában a ella ligados. También estaba una de las antiguas fuentes de hierro, que servían para dar servicio a la gente, ante la escasez de agua en aquellos años. En la fotografía, en primer plano, en la casa con la galería había un colegio de monjas y después el de La Inmaculada, donde teníamos los chavales de la Academia Cervantes nuestro "centro de operaciones" a la salida del centro antes de ser derribado, ya que nos pasábamos allí muchas tardes. Al lado de éste, un negocio de telas y para cerrar, el Almacén de Coloniales de Valentín Muiños. En frente, estaba el surtidor de gasolina de Cándido que también era el dueño de la Droguería El Puente y ya donde empieza la calle Arzobispo Malvar estuvo (y está) el Bar Gran Parada desde 1965, entonces con Avelino Martín López como su dueño y ya en el año 1974, hasta hoy, al frente de Alfredo Rodríguez Martín. A la izquierda, en el primer edificio, estuvieron inicialmente los Almacenes Afar. Como se puede ver en la imagen todo muy cambiado, hoy hay ahí un jardín y las excavaciones arqueológicas del Puente del Burgo desde hace años.


viernes, 21 de octubre de 2011

Salimos en el "Diario" otra vez.

Pues nada, que los chicos de deportes del Diario de Pontevedra nos sacan en el periódico de hoy 21 de octubre, en la última página del "HQR" Fin de Semana e ilustran la noticia sobre el blog con la foto del Pontevedra de Juveniles de mediados de los setenta y en el que figuran Tilve, José Luís, Caramés, Nito (el hijo de Cholo), Sampayo, Milo (el entrenador actual del Pontevedra), Jaime, Cuqui, Paquiño, Serantes y Eusebio. Quiero darle las gracias desde aqui al periódico de la ciudad, en especial a la gente de Deportes,  compañeros y sobre todo amigos, ya que es la segunda vez en unos meses que hablan de este blog y siempre nos tratan muy bien.


Vistas desde el campanario de Santamaría en 1960.

Gracias a Francisco Luis López que me ha hecho llegar una serie de fotos realizadas desde el campanario de Santa María en los años sesenta, podemos ver y disfrutar, en la primera imagen, como era la desembocadura del rio Rons en la junquera de Alba. Apreciamos como hace cincuenta años la inmensa zona de agua era atravesada por el paseo de Domingo Fontán con su famoso Puente de las Corrientes, al fondo, agua y sólo agua, y, en la segunda, una foto desde el mismo lugar, donde se ve la zona del Burgo, el puente y, al fondo, la Junquera aún en estado "salvaje" cuando aún no habían comenzado los rellenos.

Fotos: Francisco Luis López.

martes, 18 de octubre de 2011

La tienda de Carmiña.

Foto: Rafa/Museo de Pontevedra. Antonio y Carmiña en su tienda de la calle Herreros.
Loly la hija de Carmiña y Antonio, y Pepe, el yerno,
cuando la tienda se convirtió en el Bar "Los Tonios".

Cuando existían los barrios como tal y se hacía practicamente la vida en la calle, los tenderos formaban parte de lo nuestro, eran negocios familiares donde “fiaban” y “anotaban”. En la Pontevedra de hace 50 años, cuando apenas existían los supermercados, como los conocemos hoy en día, estas tiendas “abastecían” al barrio. Los tenderos eran gentes entrañables y conocidas, y cuando nuestros padres nos mandaban a algún recado casi siempre les decías: “dice mi madre que se lo apuntes” y allí lo anotaban sin ningún problema en aquella libreta donde estaba casi todo el barrio. La tienda de Carmiña, que atendía junto a su marido Antonio, y sus hijos, Loly, Rosi, Toño y las gemelas, Flor y María del Carmen, estaba en la calle de los Herreros con fachada a la calle Concepción Arenal, al lado de otro bar emblemático como era (y es) el Nacional, siempre tan concurrido debido a la parada de buses hacia al Salnés que allí había, y enfrente, estaba la imprenta de Ramiro, donde un servidor a mediados de los ochenta trabajaba junto a Carragal, Nardo y Ramiro Paz Veloso, el que fuera socio número uno del Pontevedra y que nos dejó hace poco. Años después la tienda se convertiría en Bar "Los Tonios" y allí tomaba yo todos los días el café de las tres y media junto a Loly y Pepe, que eran la hija y el yerno de Carmiña, antes de entrar en el "curro". En esa época también montaron enfrente de la Discoteca Gólope la Hamburguesería "El Tubo" donde era mi parada obligatoria al salir de trabajar. Antonio, desgraciadamente, hace mucho que nos dejó pero Carmiña ahí sigue al pié del cañon y en su nueva faceta de "escritora", hoy 18 de octubre está de cumpleaños y sólo nos queda desearte que cumplas muchos más. Felicidades por esos 77 Carmiña.

lunes, 17 de octubre de 2011

Alhóndiga.

Calle que ocupaba (y ocupa) la parte posterior del Concello y lugar de paso durante muchos años de celebraciones religiosas como las procesiones de la Semana Santa pontevedresa en su recogida hacia la Basílica de Santa María y, también, de un servidor, camino del Colegio Cervantes en la Plaza Méndez Núñez. Situada entre la calle Bastida y Don Filiberto se intentó cambiarle el nombre en 1854 por la de Plazuela del Ayuntamiento.  Por ahí estuvo el primer establecimiento de Heladería La Ibense en los años cuarenta. En la fotografía, en el primer edificio que hace esquina, estuvo la tienda de Luis de los Reyes donde vendían productos porcinos que él mismo mataba en el bajo que tenía en su casa, al lado de la Peluquería Moreira. Más adelante, después de la heladería, estuvo el Bar el Bodegón y haciendo esquina, el ultramarinos de Carlos, que también tenía una panadería en el lateral del concello, enfrente los antiguos urinarios públicos, al lado ahora del comercio de Pesca de Maquieira. Por la otra acera, comercios como Muebles Mirón (que aún existe hoy en día), la agencia de viajes Linemar y el zapatero.

domingo, 16 de octubre de 2011

70 años.

Borrajo, Taboada, Iglesias, Ponte, Pou, Barrio y Soto en la famosa foto del Pacto de las Palmeras.




Durante el siglo XIX, épocas de romanticismo y espíritu lírico, la actividad deportiva apenas existía en la sociedad pontevedresa. El cambio coincide con la llegada de nuevos valores: Siglo XX, una nueva moda. El deporte pasa a ser un fenómeno social y cultural, convirtiéndose en furor de masas tras el paso del tiempo. En estos años se crea la Sociedad Gimnástica. Las costumbres de Pontevedra cambian. El deporte se ha hecho con el primer puesto entre las actividades de ocio a orillas del Lérez. En este contexto llega el fútbol a nuestra ciudad. Esta práctica, importada de Inglaterra por marinos que arribaban al puerto de Marín o a las Corbaceiras, acapara las charlas en bares y tabernas. En el campo de A Xunqueira jugó nuestro primer equipo de la ciudad: El Sporting, durante muchos años el más representativo. De este equipo salieron jugadores de la talla de Eduardo Novoa o Luis Otero, internacional y olímpico. De la mano del fútbol llegan las primeras rivalidades deportivas con el Vigo y el Fortuna, ambos de la ciudad olívica, retando a los pontevedreses en otro campo de batalla diferente, un campo de fútbol. Con el paso de los años el Sporting se traslada a Campolongo, compartiendo terreno de juego con el recién creado Deportivo, club de procedencia de Pasarín, también internacional y olímpico. Pasa el tiempo y Sporting y Deportivo llegan a un acuerdo de fusión: nace el Atlético Pontevedra, primer equipo en disputar sus partidos en los terrenos que hoy ocupa el Estadio Municipal de Pasarón. Con el Atlético Pontevedra ya consolidado nacen otros dos clubes en la ciudad, Eiriña y Alfonso C.F. Durante bastante tiempo estos tres equipos coinciden participando en campeonatos regionales. Pero llega la Guerra Civil. El arrase que trae consigo la contienda bélica llega también al fútbol y sus consecuencias no se hacen esperar; se suspenden todas las competiciones y cuando éstas se reanudan ya no están todos los equipos, el Atlético Pontevedra desaparece. La hambruna y la pobreza se adueñan de la ciudad en la posguerra. En algunos lugares no hay ni agua corriente.

En la foto de arriba, un partido entre el Celta y el Eiriña jugado en 1933 en Vigo. Sobre estas líneas una formación del Alfonso en 1932.
Pontevedra es una población muerta y decadente y ello repercute en los ingresos de los clubes. La libertades estaban acotadas por la dura censura. Las gentes e industriales, en busca de una evasión, encuentran en el fútbol la solución más propicia. Pontevedra necesitaba un equipo de fútbol, que como deporte y fenómeno de masas empezaba a superar al espectáculo español, las corridas de toros. En 1941, el Eiriña y el Alfonso C.F. continúan su andadura, respaldados por un brillante historial. Ante las dificultades del momento ambos clubes deciden fusionarse para recibir el apoyo de todos los pontevedreses en un solo equipo.
El 16 de octubre de 1941 nace el club que representará a la ciudad por toda la geografía española: nace el Pontevedra C.F. El paseo de Las Palmeras es testigo del acuerdo fundacional. Con el tiempo, la fama y prestigio de este nuevo club de fútbol cruzaría nuestras fronteras, pero eso era algo que por aquel entonces nadie podía sospechar. Camiseta granate, pantalón blanco y medias granates son los colores del nuevo equipo de la ciudad. El 23 de Noviembre de 1941 se constituye la primera directiva, en la nueva sede del club fijada en el inmueble situado en la calle Isabel II, nº 14, bajo del Pontevedra C.F. Como cabeza visible y presidente, Fernando Ponte Conde, acompañado por Manuel Mosqueira Vecino, haciendo las funciones de vicepresidente, José Soto Martínez y Genaro Pou Busto, como secretario y vicesecretario respectivamente, Mario Torre Iglesias y Eulogio Estévez García encargandose de las cuentas, el primero como tesorero y el segundo como contador y Alfredo Borrajo Palacín, Sergio Borrajo Palacín, Ladislao Loureiro Fernández, José Tabeada Lorenzo y Andrés Alcántara Fernández como vocales. Esta directiva nombra como encargado de la formación y preparación del equipo a Manuel Mosqueira Vecino. Él será el encargado de confeccionar fichajes y realizar los primeros entrenos. La primera plantilla granate la formaron Domínguez, Iglesias, Chamosa y Cabanillas como porteros. La defensa la componían Rubial, Sardina, Sebito I, Sebito II, Hermida y Méndez. Como centrocampistas formaban Abeledo, Calviño, Vilas, Quico II, Masito, Roberto, Villa, Oveira y Cima. Y por los puestos de delantero luchaban Portas, Besada, Outeiral, Foro, Corbacho, Galiñanes, Gerardo, Pinocho, Novoa, Piñeiro, Canis Bravo, Camilo, Vega y Rivadulla. Sólo faltaba encontrar un rival para jugar. Y ése no podía ser otro que el vecino de Vigo, el Celta. El 28 de diciembre de 1941 era la fecha escogida para la presentación oficial del Pontevedra C.F. en los terrenos de Pasarón. Para la historia queda aquella primera taquilla: Preferencia 4 pesetas, general 3 pesetas y señoras, niños y militares 1 peseta. Todo estaba preparado. Que empiece a rodar el balón.
Texto: Arturo Beloso.

viernes, 14 de octubre de 2011

El equipo de cadetes del Colegio Inmaculada en 1974.

El Colegio de la Inmaculada que estaba situado en la Avenida de Vigo, después del puente de piedra que había sobre la vía del tren y que tenía un patio que daba a la antigua estación del ferrocarril de Campolongo. Desgraciadamente para muchas generaciones de pontevedreses que por allí pasaron, sufrieron una época escolar en la que "la letra con sangre entra" y el colegio de La Inmaculada era muy famoso por el castigo físico que infringia a los alumnos en aquellos tristes tiempos. En la fotografía, que me pasa mi buen amigo Soto, además compañero de equipo cuando jugábamos en los infantiles del Pontevedra allá por los setenta, podemos ver a los chavales cadetes del colegio, en Redondela, en el campo del Santa Marina, previo al partido que iban a jugar de los Campeonatos Escolares que se celebraban entonces.
Por ahí andaban pateando al balón en 1975 (arriba en la foto, izq. a derecha) Miguel Novegil, un enamorado del Squash y dando clases por el centro de Pontemuiños, Cimadevila, muy conocido en Pontevedra por los negocios familiares, como se dice por aqui, Moncho, que fuera portero del Pontevedra CF., Paco Barroso, dueño de la Cafetería "Barbarella" en la calle Manuel del Palacio, Garrido, jugó conmigo en los infantiles del Pontevedra, pero desgraciadamente hace años que no se nada de el, Pepe Barroso, empleado del Liceo Casino de Pontevedra y hermano de Paco, Soto, el que amablemente me cede la foto y taxista en la ciudad, Serafín Novás, Médico pero tampoco sé por donde anda, Tino, taxista también en Pontevedra, Campitos, funcionario del concello de Pontevedra y con el que coincidí en algún equipo y por último Paco Castrogolán, también compañero de equipo de un servidor en los infantiles del Pontevedra, vive en Dorrón. Toda una generación de recuerdos.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Fernando Trigo.

Fernando Trigo en Luanco,
junto con Carlos, en la Fase
Final Nacional de Juveniles,

antes de jugar contra el 
Sporting de Gijón.
El delegado de la base del Pontevedra en los años setenta. Para mi una persona de las que mejores recuerdos tengo, junto con Moncho Saborido, cuando andábamos por las categorías inferiores de la casa granate. Recuerdo en aquellos años cuando toda la chavalada quería formar parte del Pontevedra y nos presentábamos a las pruebas que se hacían en la vieja Junquera para ver si nos cogían. Durante muchos sábados intentábas pasar los entrenamientos para poder jugar en los infantiles del Pontevedra y muchos lo dejábamos al ver a cientos de chavales que se presentaban para lo mismo en el viejo campo de entrenamiento. Recuerdo que fue Fernando Trigo, durante muchos años empleado de Transportes La Unión, el que me "fichara" para jugar en la cantera granate, se había acercado hasta la Alameda, donde solíamos jugar al fútbol a principios de la década, para animarme de jugar en el los infantiles, después de abandonar las pruebas, recuerdo que me convenció y asi podía jugar con mi amigo de la calle, José María Picallo. Era Fernando Trigo, una buena persona, aunque muchos lo tachaban de muy serio, y sobre todo muy recto en su trabajo. Me iba a buscar a casa para los "entrenos" y después me llevaba de vuelta y, la verdad, tengo muy buenos recuerdos de él. En los viajes, en aquel microbus "con chepa" de Paco Piñeiro por aquellos campos de la provincia, solíamos gastarle alguna broma que otra y siempre nos contestaba con aquel "no se pasen". 
Hace muchos años que ya no está con nostros, pero Fernando Trigo siempre estará en un lugar especial de mis recuerdos. En la fotografía de abajo, equipo del Pontevedra infantil del año 1972. De izq. a derecha: Monchiño, otro de los grandes personajes del Pontevedra, el zapatero, el que cuidaba el material; Segura, Ameneiro, Garrido, Carlos Suárez, Ramos, Carlos, Villanueva, Cons y Fernando Trigo. Agachados: Costas Vence, Barroso, Herrera, Salvador, Johnny, García-Barrio y Golobardas. ¡Que grandés recuerdos!.


lunes, 10 de octubre de 2011

Regulando el tráfico en La Peregrina.

Ahora que tan está de moda la Plaza de la Peregrina, como centro de quedada de la juventud pontevedresa, hubo una época hace más de cuarenta años en que los guardias municipales o como popularmente conocíamos como "bacenillas", que tenían que regulabar el tráfico, escaso, subidos a las peanas que había en todos los cruces de calles de la ciudad. En este caso, podemos ver una estampa típica de la Plaza de La Peregrina hacia Michelena donde se puede ver la calle sin apenas tráfico y el aparcamiento que había de bicicletas, tan usadas entonces.  A la derecha, la Plaza de la Herrería.




sábado, 8 de octubre de 2011

Saltimbanquis en la Plaza de la Herrería.

Bonita imagen que retrató Zagala de los "saltimbanquis" o "titiriteros" en la Plaza de la Herrería, o de la Constitución como se llamaba entonces, en el año 1885. Podemos apreciar como los "escolares" ataviados con sus mandiles presenciaban, en un entorno maravilloso, con la iglesia de La Peregrina como testigo, la actuación de los acróbatas en su estancia en Pontevedra hace más de ciento veinticinco años. A la izquierda podemos ver el desaparecido "Panterno", más tarde  convertido en los Jardines de Casto Sampedro.

Mercado en el Panterno

Imagen del puesto de venta, de sandias, en lo que a finales del siglo XIX conocían como el "Panterno" o "Panterre", antes de su transformación, años después, en los Jardines de Casto Sampedro que que hay en la actualidad y donde se ubicó la famosa fuente, la que "da de beber a quen pasa", la de la Herrería. En la foto de Zagala/Museo de Pontevedra, se pueden apreciar las columnas que daban entrada a la plaza, que tenía un cierre de hierro, con bancos de piedra para poder descansar y, la subida de tierra que daba a la iglesia de San Francisco.


jueves, 6 de octubre de 2011

¿E decímolo ou non decimos?

Gracias a mi buen amigo Manolo Yáñez, cámara de radio televisión española durante muchos años, podemos disfrutar de este cortometraje que el dirigió en el año 1985 ¿E decímolo ou non decimos? rodado en Pontevedra y en el que se pueden ver personajes y lugares muy conocidos de nuestra ciudad. El corto está basado en un cuento de Anxel Fole y trata de una broma que le gastan a un amigo que tiene fama de gafe y consiste en un asesinato imaginario.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Manolo, el de la tienda.

Tenía la tienda en un bajo de la calle Virgen del Camino, era un tendero de los de antes, de los de apuntar y fiar. De cuantos apuros nos habrá sacado, sobre todo los domingos y festivos, cuando no abría nadie y te acercabas hasta su tienda dispuesto a sufrir la cola que siempre se formaba para poder comprar. Ahí le tienen en aquel local, un poco revuelto pero que era el sello de la casa, donde se pasaba muchas horas y  nos atendía siempre con amabilidad Manuel Vilaboa. Hace tiempo que nos dejó y, desgraciadamente, Pontevedra se perdió a un tendero de los de toda la vida.


The winner is Óscar Sayans.

El Pontevedrés donde jugaba Óscar en 1975.
(izq. a derecha) Domato, Oscar Sayáns, Antonio,
Sayáns (el hermano), Pancho, Carrión, Magdalena.
Sete. Agachados: Geno, Félix, Isidoro, Silva,
Fernando Moldes, Celso, Paredes y Jose Emilio.
En la España de finales de la dictadura, abundaban los festivales de la canción a lo largo de todo el estado. Pontevedra no podía ser menos, y en la primavera de 1974 se celebró el concurso en el Pabellón Municipal de Deportes, presentado por Miguel de los Santos que dirigía en aquellos momentos el programa "La Gran Ocasión" para televisión española y acompañaban a los concursantes la Orquesta "Chicos del Jazz". El ganador de aquélla edición en nuestra ciudad fue el que por aquél entonces era jugador del Atlético Pontevedrés en la "Serie A" Óscar Sayans, recompensado con 30.000 pesetas de la época (180 euros), en segundo lugar quedó el cantante de Cangas Xoan de Aldán, y tercero los componentes del grupo coruñés "La Familia". Recuerdo que jugábamos en la base granate y que nuestro entrenador Serafín Neira nos "obligó" a ir al festival para poder aplaudir a nuestro cantante y apoyarlo durante todo el concurso, aunque me temo que Óscar ganó por  el enorme talento que tenía como solista y no porque nosotros "montáramos" jaleo.

Óscar Sayáns, acompañado por Xoan de Aldán (derecha) y el grupo coruñes "La Familia" (izquierda) en el momento de entrega de los premios.

martes, 4 de octubre de 2011

Rock and Roll en Atlántida.

Imagen del primer concurso de Rock and Roll en la Discoteca Atlántida de Pontevedra, en la primavera de 1974, que estaba en la calle Benito Corbal, enfrente del Cine Victoria y al lado del emblemático Restaurante Calixto. En la fotográfia podemos ver dentro de la cabina de discos a "Jota M" y a un sonriente Juan Viana que eran los "discjokeys" de la discoteca y, delante, formando parte del jurado a (izq. a derecha) José Benito Rey Dovalo, más conocido por "Senito"; Julio, el que fuera "pincha-discos" de Equus (discoteca inaugurada a finales de los 70 por el cantante Miky "el chico de la armónica" y donde un servidor estuvo presente) y a Lola Varela con los trofeos que se iban a entregar a los ganadores entonces.




Carretera de Vigo.

Fotografía tìpica de la Avenida de Vigo hace cincuenta años, con apenas circulación por la rúa y a la que entonces se le conocía como "Carretera de Vigo". Un "600" aparcado al lado del puente de piedra, por donde pasaba la linea del ferrocarril de Eduardo Pondal. Dos automóviles circulando por el viejo pavimento, donde el tráfíco era inexistente y algunos edificios se empezaban a construir. A la derecha, y llegando a la calle San Pedro Alcántara, abierta en 1950, está la fachada con sus escaleras del "famoso" Colegio de la Inmaculada Concepción, donde por sus aulas pasaron muchas generaciones de pontevedreses, que contaban (y cuentan) que más parecía un centro de régimen militar que de estudios.

Foto: Diario de Pontevedra.





















Sobre estas líneas, el inicio de la Avenida de Vigo. A la izquierda, estaría ahí muchos años el Garage Puig, que fue gasolinera también. En frente, en la otra acera, donde está la casa con la finca, construirían el Sanatorio Santa Rita, donde por cierto, nacieron mis tres hijos en 1980, 85 y 92 asistidos por los doctores Alonso padre, en el primero, e hijo en los dos siguientes.

sábado, 1 de octubre de 2011

La Glorieta de Compostela

Tal y como estaba hace 50 años (hoy está ahí la famosa fuente de los niños), al fondo, haciendo esquina con las calles Sagasta y Joaquín Costa, el edificio de muebles Míguez, enfrente (ya en Fray Juan Martín de Navarrete), el edificio más alto, la "casa rosada" donde vivían los Corcoba, que le teníamos miedo la chavalada de Pontevedra, erán tantos hermanos que "sembraban el pánico" por generaciones. Recuerdo cuando era niño, allá por los sesenta, estar en la sala de futbolines que había en el casco histórico, "El Submarino" en la calle Isabel II, y cuando alguien decía: "que vienen los Corcoba" se quedaba el local vacio. Al lado, de la casa rosada, estaría después el Sanatorio Domínguez, junto a ésta, el edificio de los Corrales, que aún existe en la actualidad, después los coloniales de Toribio Prieto y años después edificarían un poco más adelante el Cine Gónviz. A la salida de las películas, nos acercábamos hasta la Pastelería Perú para tomarnos "algo" o hasta el Bar "Acapulco" que estaban en la misma acera.
En la imagen vemos una bonita fotografía con ningún tráfico, y los pocos vehículos de la época que había, los Seat "600", "Gordinis" y aquellas motocicletas "velósoles" que tenían un motor con una marcha delante del manillar. En primer plano el niño, cartera del colegio en mano, y disfrutando de los tebeos del quiosco de Suso, detrás, tapado, estaba "El Portugués" donde alquilaban y arreglaban bicicletas y el zapatero. Aunque no salen en la imagen, estaban "Mardy" que venía de la calle Andrés Muruáis y el famoso bar "Garba".
























Sobre estas lineas, una concentración de "Vespaclub" en la calle, capitaneados por el motorista muncipal Cláudio Sánchez.