Alfonso, que tenía su puesto de fotografías en la entrada de Las Palmeras, al lado del café Blanco y Negro, aunque muchas veces se intercambiaba con los otros compañeros de profesión, que estaban al lado del monumento a los Héroes de Pontesampaio, en la Plaza de España, eran fieles retratistas de los cientos de parejas, y sobre todo, los "pitos" o soldados rasos que hacían la mili en Pontevedra, y que se sentaban en aquella sillas de palco de madera con aquella sabana blanca como fondo, donde quedaban retratados. Aquella larga tradición de fotógrafos de calle como Alfonso, que eran más conocidos como "minuteros", ya que con sus cámaras antiguas de pie retrataban "imagenes al minuto", forman parte del pasado fotográfico de nuestra ciudad.
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