Paso todos los días, camino de casa, por el parque de Las Palmeras y veo como la zona de juegos de los niños, tiene todo el piso acolchado para que no haya ningún tipo de accidente y, sobre todo, que ninguna madre proteste. Echando la vista atrás y recordando "nuestras Palmeras" se podían asustar las mamás de hoy en día, viendo el panorama que teníamos de zona de juegos los chavales de entonces. Quien no recuerda aquéllos columpios o bambanes, de hierro puro y duro, con muchas señales en forma de óxido, y que estaban sujetos al piso de tierra con cemento a granel y a la vista. Aquellos grandes charcos que se formaban cuando llovia y que se quedaban varios dias, formando parte del entorno, y que sorteabas como si estuvieras haciendo surf, cuantos niños pontevedreses de la Pontevedra de hace 40 o 50 años tendrán "marcas de guerra" del "bambán" cuando te cogia despistado y te reventaba la cabeza o te partia el labio, si hasta "fardabas" de cuantos puntos de cosido te habían dado en la brecha.
Perdido entre la gente, con uniforme y gorra marrón, el guarda de Las Palmeras. Foto: Diario de Pontevedra. |
Aquellas Palmeras, que estaban frente al Gobierno Militar, donde te pasabas horas y horas jugando y, sobre todo, cabreando a la mona más famosa de Pontevedra. Que levante la mano quien no la picó alguna vez, o algún pitillito que otro encendido le dió al mandril. Claro que para que esto no pasara, por alli andaba "presto y veloz" el guarda, el "matagusanos" como se le conocía popularmente por la chavalada de entonces, para socorrer al pobre animal. Más que un tirón de orejas ha recibido un servidor del famoso guarda, aunque alguna vez, el pobre también se fué de cabeza al estanque de los patos. Gamberradas de las de antes aunque con alguna crueldad hacia el pobre señor que sólo cumplia su deber. Enfrente de los columpios y hacia el edificio de la Diputación estaba el pequeño minizoo de aves y pájaros con aquellos pavos que abrían espectacularmente sus alas y que aún se podía disfrutar hasta hace bien poco. Con la llegada de la gripe aviar algún iluminado hizo desaparecer todo eso que formó parte del entorno de Las Palmeras, parte de nuestra niñez y en la que, tantas y tantas tardes pasamos.
Foto: Catálogo "Retratos na Rúa". Foto Rafa 1950-1970. Museo de Pontevedra. |
Dios, que recuerdos y que razón tienes, a mis 40 y pocos aún conservo una gran "pelada" en mi cogote debida a un "bambanazo" en las palmeras y es cierto que hasta fardaba de haberme quedado sin conocimiento y de que un buen hombre me llevó en brazos al ambulatorio, gracias a Dios todo quedó en un susto y en un gran castigo sin ir a los columpios en una buena temporada...
ResponderEliminarEnhorabuena por tu magnífico blog, aunque no posteo mucho me encantan tus entradas pontevedresas, muchas gracias por evocarnos los recuerdos y ánimo.
PERO QUE ILUSIÓN ME HACE VER ESTO DESDE LA DISTANCIA, ES TAL CUAL LO CUENTAS, ALLÍ ESTÁBAMOS SUBIDOS DE PIE EN LAS BAMBAS PARA DARNOS MAS FUERTE, CASI DABAN LA VUELTA.....
ResponderEliminarSon unos de mis más bonitos recuerdos y estoy buscando fotos porque para mi era mucho más bonita, recuerdo conchas en el suelo y paseo en coches de caballoS y de época. ......si tenéis fotos me encantaría verlas
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