Llegaba todos los días en su bicicleta desde San Salvador de Poio y recogía sus herramientas de trabajo en el Bar Americano, donde muy amablemente se las guardaban, y se sentaba al lado, en la entrada, donde tenía su puesto de trabajo y atendía sonriente a los clientes que se acercaban hasta él para que les diera lustre a los zapatos. Durante muchos años Nicolás Corbacho Requejo, que era como se llamaba, formó parte del entorno de una Plaza de San José distinta y ahí se le podía ver, sentado, sacando brillo a los zapatos de muchos clientes que tenía a lo largo de su jornada. Ya hace muchos años que nos dejó, pero desde aquí queda este pequeño recuerdo. En la imagen, Nicolás "prestando" uno de sus servicios.
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